"Nuestra Señora Virgen del Rocío"

Según cuentan, aproximadamente en el año 1250, se construyó una capillita al borde de las marismas que se ubicaban en un lugar remoto y de dificil acceso. Los Almonteños conocían y recorrían la zona en busca de ciervos, la anguilas y la eneas. Casi al finalizar el siglo XIII acudían a pagar sus mandas a la pequeña ermita, donde estaba la imagen de la Virgen, que la llamaban Santa María de Las Rocinas, nombre tomado del lugar en que estaba. Con el tiempo la llamarían Rocío y el bosque de las Rocinas fué, desde entonces el Rocío. Durante mucho tiempo, la Ermita y la Virgen quedaron abandonadas en aquel lugar, sólo visitado por los cazadores, pastores y caminantes. Luego la región pasó a manos de los Duques de Medina Sidonia. En ese momento El Rocío perdió parte de su aislamiento y se convirtió en cruces de caminos. Para atender a los caminantes y asitir a los arrieros, fue construída en el camino de Moguer un pequeño negocio, y cerca en el Hato Rincón, aparecieron algunas chozas que más tarde se convertirían en la Aldea.

Poco a poco creció entre los Almonteños la fama de la pequeña imagen de las Rocinas y la consideraron algo tan propio que un 29 de junio de 1653, el Cabildo, el Clero y el Pueblo aclamaron como Patrona de Almonte a esta Virgen del Rocío. Pronto comenzaron las celebraciones en su honor hasta que se determinó hacerlas una vez al año cada dormingo de Pentecostés. Se estableció la peregrinación anual que acabaría en romería con participación no sólo de Almonte, sino de otros muchos pueblos. En 1919, un día de junio, el Cardenal de Sevilla coronó la imagen y llegó a la Aldea el primer automóvil, salvando los difíciles arenales de caminos y veredas. En 1959 se abre una carretera entre Almonte y la Aldea y ya no se detendrá el ritmo de crecimiento y atracción de la romería.

Oración a la Virgen del Rocío

Virgen del Rocío, Blanca Paloma, Reina del Cielo y de Andalucía Señora. Bendita Tú entre todas las mujeres y bendito el fruto de tus entrañas, Jesús, que concebido por la gracia del Espíritu Santo, Virgen Inmaculada, distes a luz. Ruega ante Él por nosotros, rocieros y cristianos, que convocados en torno a tu dulce nombre, imploramos su perdón sagrado. Muéstranos el camino, ilumina nuestro sendero, guía nuestros pasos que solo nos lleven al cielo. Para que así en nuestros corazones, cambiemos odio por amor, Egoísmo por generosidad, tristeza por gozo, y violencia por paz.- No me dejes solo, que en mi alma brille siempre tu estrella, que al mirar a tu rostro se inunde mi espíritu de tu pureza. Que mi carreta sea tu casa, que mi camino sea tu ejemplo, que mi medalla sea divisa de auténtico amor rociero. Virgen del Rocío, Blanca Paloma, Reina del Cielo, aquí estamos contigo, por los siglos de los siglos, éste es tu pueblo.-